lunes, 12 de enero de 2009

"España en el corazón" y la Guerra Civil en España


En plena Guerra Civil, los poetas que rodeaban a Pablo se decantaban por el bando republicano, y lo defendían con su vida en el campo de batalla. Miguel Hernández era ahora soldado, y Manuel Altolaguirre haciendo de impresor a favor de la República. En una de esas imprentas se imprimió el libro de Pablo Neruda “España en el corazón”, cuyos ejemplares (los que sobrevivieron a la guerra y a las hogueras) tienen una edición muy peculiar, elaborada por los soldados y hecha con los pocos materiales de los que disponían. Al terminar la guerra, siendo derrotados los republicanos, muchos de ellos tuvieron que exiliarse, pero en su camino hacia el extranjero, fueron muchos libros los que desaparecieron bajo los bombardeos franquistas, encadenados a los cadáveres de sus dueños. Miguel Hernández pidió asilo a la embajada de Chile, pero ésta no se lo concedió, y murió de tuberculosis en un calabozo. Pablo Neruda fue destituido de su puesto de cónsul por la ayuda que había prestado a la República.


ESPAÑA EN EL CORAZÓN :

EXPLICO ALGUNAS COSAS


Preguntaréis: Y dónde están las lilas?

Y la metafísica cubierta de amapolas?

Y la lluvia que a menudo golpeaba

sus palabras llenándolas

de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio

de Madrid, con campanas,

con relojes, con árboles.

Desde allí se veía

el rostro seco de Castilla

como un océano de cuero.

Mi casa era llamada

la casa de las flores, porque por todas partes

estallaban geranios: era

una bella casa

con perros y chiquillos.

Raúl, te acuerdas?

Te acuerdas, Rafael?

Federico, te acuerdas

debajo de la tierra,

te acuerdas de mi casa con balcones en donde

la luz de junio ahogaba flores en tu boca?

Hermano, hermano!

Todo

eran grandes voces, sal de mercaderías,

aglomeraciones de pan palpitante,

mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua

como un tintero pálido entre las merluzas:

el aceite llegaba a las cucharas,

un profundo latido

de pies y manos llenaba las calles,

metros, litros, esencia

aguda de la vida,

pescados hacinados,

contextura de techos con sol frío en el cual

la flecha se fatiga,

delirante marfil fino de las patatas,

tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo,

y una mañana las hogueras

salían de la tierra

devorando seres,

y desde entonces fuego,

pólvora desde entonces,

y desde entonces sangre.

Bandidos con aviones y con moros,

bandidos con sortijas y duquesas,

bandidos con frailes negros bendiciendo

venían por el cielo a matar niños,

y por las calles la sangre de los niños

corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazarla,

piedras que el cardo seco mordería escupiendo,

víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre

de España levantarse

para ahogaros en una sola ola

de orgullo y de cuchillos!

Generales

traidores:

mirad mi casa muerta,

mirad España rota:

pero de cada casa muerta sale metal ardiendo

en vez de flores,

pero de cada hueco de España

sale España,

pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,

pero de cada crimen nacen balas

que os hallar n un día el sitio

del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía

no nos habla del sueño, de las hojas,

de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,

venid a ver

la sangre por las calles,

venid a ver la sangre

por las calles!

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