sábado, 27 de diciembre de 2008

Los primeros libros de Pablo Neruda




En 1923 Pablo publicó su primer libro, “Crepusculario”. Tuvo que vender sus muebles y empeñar algunos otros objetos como el reloj de su padre para pagar la impresión del libro. Cuando por fin fue publicado, a Pablo le embriagó una alegría renovada, al sentirse creador de una obra de arte con sus propias manos, y habiendo tenido que realizar tantos esfuerzos.

Mucha gente recitaba su poema “Farewell” de memoria, desde muchachas jóvenes hasta ministros cuando conocían por primera vez al poeta. Esto le causaba cierto temor a que únicamente tuviera éxito sólo uno de todos sus trabajos. Él mismo relató en sus memorias: “Hay una alergia hacia el éxito estático de uno solo de nuestros trabajos”. Más tarde, cuando conoció a Federico García Lorca, figura que posteriormente sería importantísima en la vida del poeta, Lorca le contó que le pasaba lo mismo con su poema “La casada infiel”.

En 1923 Pablo regresó a Temuco y el cielo poblado de estrellas una noche desde su habitación le embriagó e inspiró para escribir espontáneamente el poema “El hondero entusiasta”. Cuando lo acabó se lo enseñó a su amigo el mago Alirio Oyarzún, quien le dijo que parecía tener cierta influencia del uruguayo Sabat Erscaty.

Pablo decidió enviar el poema a Sabat Erscaty, con quien se puso en correspondencia. Erscaty le respndió admirando su poema, pero admitiendo que sí tenía influencia suya.

Así Pablo inició un proceso de reducción en su poesía, dejando de tratar los temas universales para pasar a centrarse en una poesía más concreta y precisa. El resultado fueron los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, inspirados en la belleza de Chile, en sus ríos y panoramas. Habiendo leído a Juan Cristobal, Pablo escribió la canción desesperada.

Cuando le preguntaban por las mujeres que habían inspirado sus poemas amorosos, siempre respondía que una era Marisol, la representante de toda la belleza natural de chile, y la otra era Marisombra, la mujer misteriosa y bella de la urbe.

Mientras Neruda desarrollaba su poesía, la situación de Chile iba cambiando. Arturo Alessandri Palma alcanzó la presidencia de la república chilena. A su vez, Luis Emilio Recabarren, líder obrero, organizaba al proletariado creando sindicatos y periódicos obreros.

Pablo, que escribía semanalmente en “Claridad”, vio su poesía influida por la política desde aquel momento.

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