En 1934, fue trasladado a Barcelona, pero Tulio Maqueira, un jefe bondadoso, le envió como Cónsul de Chile a Madrid. Allí conoció a Miguel Hernández, amigo de Rafael Alberti y Lorca. Miguel era un poeta de la naturaleza, de colores vivos y ruiseñores, que había sido pastor de cabras. Pablo consiguió que un vizconde le ofreciera un trabajo a petición suya, y Miguel pidió dirigir algún rebaño de cabras, si eso fuera posible. Pablo siempre admiró al poeta, y fue su amigo durante muchos años. Miguel Hernández luchó con valentía en el frente de la Guerra Civil, usando especialmente el arma de sus versos.
lunes, 12 de enero de 2009
Miguel Hernández, poeta
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